Páginas

sábado, 6 de febrero de 2021

14: Mi misión


De nada sirvió que me alejara de mi hija, que ni siquiera quisiera preguntar a dónde se dirigirían, dónde estaba, Catalina la encontró. Y la asesinó de un modo muy cruel. Lo peor es que utilizó a mi hermano para llevar a cabo su propósito.

―Lo siento ―se disculpó Marcos al volver.

―¿Cómo fue? ―le pregunté sin rencor, él no tenía la culpa.

―Había caído en una buena familia, una familia que la amaba mucho; era la única mujer de una familia de cuatro hermanos, ellos la querían mucho, en especial Leo, quien la cuidaba como a un tesoro. Tenía un novio que la adoraba, que no sabe vivir sin ella. El problema es que no la pudieron salvar de Catalina. Llegaron demasiado tarde. Llegamos demasiado tarde.

―Medonte… ―me habló Nikolai a mi espalda, me volví sorprendido, estaba ahí con una mujer a su lado.

―Nikolai, ¿qué haces aquí? ¿Quién es ella?

―Marcos, esa familia necesita ayuda ―se dirigió a mi ayudante, no me respondió. 

―¿Qué quieres decir? ¿Qué familia?

La mujer dio dos pasos hacia Marcos.

―Galiana habló conmigo ―le dijo enigmática―. Ella está dispuesta a pelear, volverá, pero necesitará a su familia. Debes convertirlos.

―¿De qué hablan? ―interrogué.

―De la familia de tu hija, de quien te hablaba ―me contestó Marcos, confundido―. Ella se llamaba Galiana en esta vida. ¿Qué debo hacer? ―le consultó a la mujer.

―Atacaron al padre de Galiana, él está a punto de morir, debes salvarlo.

Marcos me miró a mí, como pidiendo mi autorización.

―Ve, haz lo que tengas que hacer.

―Está bien.

Desapareció en ese mismo instante.

―Ahora quiero que me expliquen qué es lo que está pasando ―exigí a mi amigo y a su acompañante.

―¿Puedo sentarme? ―pidió la mujer―. Aunque fue un viaje rápido, no fue muy cómodo ―se justificó algo divertida, mirando a Nikolai quien, al parecer, la había llevado en sus brazos.

Los hice pasar a la casa y luego de que se sentara, le extendí un vaso de jugo, hacía calor y, para los humanos, no era muy agradable la sensación.

―Muchas gracias. Te explicaré lo sucedido y te diré lo que debes hacer de aquí en adelante ―dijo la mujer.

―Primero, me presento, soy Estrella, bruja ancestral, mi misión en esta Tierra es ayudar a los seres especiales con sus diversos problemas.

―Y estás aquí porque… ―dije maleducado, de lo cual me arrepentí de inmediato.

―Tu hija se comunicó conmigo. Ella ha vivido mucho tiempo con la sombra de su hermana sobre ella. Lamentablemente, se debe cumplir con ciertos requisitos para destruir a Catalina, requisitos que todavía no se completan. Aun así, ella quiere destruir a su hermana y para ello quiere buscar la mayor cantidad de adeptos que la ayuden llegado el momento.

―¿Qué debo hacer yo?

―Tú, por el momento, te quedarás tranquilo, ella está preparándose para volver, en algunos años. El problema es que…, si no lo logra, su madre se la llevará para resguardarla. Es más, ella no quiere que vuelva si no hasta cuando esté preparada.

―¿Y Marcos?

―Marcos se hará cargo de la familia de tu hija, él es muy importante en esta batalla, en la vida de tu hija.

―¿Será su compañero? ―pregunté con algo de celos de padre.

La mujer soltó una carcajada burlona.

―Por supuesto que no, ella ya tiene a su compañero de vida.

―¿Entonces?

―No te apresures, todo tiene su tiempo. Marcos es importante, pero si las cosas no se dan como pensamos…

―¡Es mi hija y si tengo que dar la vida por ella, la daré! Dime lo que tengo que hacer y lo haré.

―Lo que debes hacer es seguir recordando y te darás cuenta de los pasos a seguir, no se pueden decir en voz alta.

―Si ese es el caso, me dedicaré a hurgar en mi mente.

―Sí.

La mujer aguantó un bostezo. Busqué en su mente: estaba cansada y quería una cama, pero también tenía hambre.

―Vamos, acá a la vuelta hay un mesón para que comas algo, después puedes ir a dormir, lo necesitas ―ofrecí.

―Gracias, sí lo necesito.

Nos levantamos, pero ella, al hacerlo, casi se desvanece.

―El viaje fue demasiado ―me explicó Nikolai―, ya no está en edad.

―La veo bastante joven.

―Con un hechizo que la mantendrá así hasta que muera, algo para lo que no falta mucho.

―La llevaré a la cama, trae algo de comer, tú sabes mejor de esas cosas ―le pedí.

―Claro.

Tomé en brazos a esa hechicera y la llevé a mi dormitorio, no lo ocupaba para dormir, sin embargo, lo tenía para guardar las apariencias, si bien nada me obligaba a ocultarme de los humanos, prefería pasar desapercibido, aunque no todos los de mi especie lo hacían. Había muchos, demasiados para mi gusto, seres que fueron convertidos por nuestros antiguos colaboradores; de hecho, Marcos era uno de los de las últimas generaciones. Tenía apenas trescientos años, lo que no impedía que hubiese tomado el liderazgo tras Nikolai.

―Ya no me queda tiempo ―habló en voz baja la mujer.

―No hables, te pondrás bien.

―No, Medonte, escúchame bien, porque no volveré a repetirlo. ―Asentí con la cabeza y me acerqué más a ella, para no perder detalle, aunque mi oído podía escuchar a la perfección a varios metros, temía no poder escucharla del todo―. Después de que tu hija vuelva a sufrir una horrorosa muerte, su madre la llevará con ella y la cuidará por cinco siglos, pero tú tendrás que unirte a Catalina para salvar a tu hermano, él también está recordando, solo que esa mujer vuelve a hacer que olvide, lo que cada vez es más ineficaz y nadie más que tú puede salvarlo.

―¿Y mi hija? ¿No debería preocuparme por ella primero?

―No, tu hija tiene a su madre que velará por mantenerla a salvo.

―¿Eso quiere decir que me tengo que ir?

―Tienes que dejar a tu clan, sí. Pero no ahora. Más adelante. Cuando llegue el momento, lo sabrás.

―Estaré atento a las señales.

―Sí.

Me tomó la mano de un modo muy extraño, sentí una fuerza inusual corriendo por mi cuerpo.

―Lo que tengo te doy.

―¿Qué haces?

―Potencio tus poderes, hasta el momento no has necesitado usarlos, apenas unos cuantos para mantener a la gente a raya, nada más, tienes muchos más poderes de los que crees, esto abrirá tu mente, tanto a los recuerdos, como a tu propio don. Ya cumplí con mi misión.

―Estrella…

―Siempre quise conocerte, el primer inmortal, el primer vampiro, el primer hombre que se le había opuesto a Catalina…

―Catalina destruyó mi vida.

―No, Medonte, no destruyó tu vida, no pudo, tú te resististe a ella y sigues haciéndolo, aunque no te des cuenta. Cuando tus recuerdos se abran a ti, verás que lo que te digo es cierto. Ahora me voy, ya estoy cansada.

―Nikolai…

―Me despides de él.

―Ya viene.

―Nos veremos en otra vida, ten por seguro que volveré.

―¿Volverás?

―Por supuesto, no me perdería la derrota de Catalina por nada del mundo.

Ante mis ojos, esa hermosa hechicera se convirtió en una anciana de por lo menos cien años, llena de arrugas y canas.

―Aquí… ―Nikolai quedó con la palabra en la boca ante la escena.

―¿Se fue?

―Sí, me pidió que me despidiera en su nombre.

―Solo quería verte.

―Eso dijo, no sabía que era tan famoso.

―Lo eres mucho más de lo que crees, Medonte.

―Espero que cuando llegue el momento, mi fama me preceda y pueda contar con algunos para ayudarme a destruir a Catalina.

―Por supuesto que así será, ten la certeza de que muchos querrán pelear a tu lado.

―Mi misión, por el momento, es tratar de recordar y potenciar mis dones. Hasta este momento no he necesitado de ellos, pero Estrella me dijo que tenía muchos más poderes que he de desarrollar para cumplir con mi cometido.

―¿Necesitas ayuda?

―No, yo estaré bien. Ve con tu gente, ¿cómo te ha ido con eso?

―Bien, hemos reclutado a muchos, está llegando el momento de conquistar nuevas tierras, algo que muy pronto se llevará a cabo.

―Nuevas tierras, ¿eh?, me parece fantástico; estoy muy orgulloso de ti, Nikolai, yo sabía que estabas destinado a grandes cosas.

―Gracias, Medonte.

Le di un fuerte abrazo. Él debía volver y yo meditar en todo lo que tenía que hacer, trabajar en mis recuerdos y planear la destrucción de Catalina de una vez por todas.

 



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bienvenidos a comentar con respeto.