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sábado, 20 de febrero de 2021

21: Reencuentro

 Mala’ikan jamás volvió a aparecer. No supe más de él. A Nikolai tampoco lo volví a ver. A veces nos enviábamos mensajes o llamadas telefónicas, pero yo, con el tema de destruir a Catalina, no podía apartarme del clan de Ray, mucho menos conectar con un vampiro tan antiguo, todo el mundo conocía a Nikolai, no por nada era el segundo más viejo, después de mi hermano y yo que teníamos la misma edad. A Marcos también le perdí el rastro hasta que una tarde fue a ver a Leo; tuve que proteger sus pensamientos para que Nick no se enterara de su sorpresa al verme allí.

―Hola ―saludó y se me quedó mirando.

―Hola ―respondieron los demás, ajenos a lo que ocurría, solo se dieron cuenta de que no dejaba de observarme.

―Él es Manuel ―me presentó Nick―, es nuevo con nosotros, hace poco salió de las garras de Marina, ¿lo conoces?

―No, jamás lo había visto ―respondió por orden mía a su subconsciente.

―Sí, se convirtió hace apenas unos cincuenta años y estuvo con Marina mucho tiempo ―agregó Ray.

―Cincuenta años… meditóQuizá por eso no lo había visto antes.

―Posiblemente.

Leo entonces me miró.

―Él es Marcos, un viejo amigo del clan, él nos ayudó con Marina cuando fue lo de mi hermana, él fue quien nos convirtió ―me explicó.

―Mucho gusto, Marcos ―saludé.

―El gusto es mío, Manuel. Manuel, ¿verdad?

―Sí, ese es mi nombre.

Marcos estaba muy sorprendido, si no esperaba verme allí, mucho menos pensó verme fingir que era casi un neófito, pero no podía darle explicaciones en ese momento, ya se las daría en cuanto fuera oportuno.

―¿Tienes alguna novedad? ―le preguntó Leo.

―Sí, sí. ―Me dio una breve mirada y luego se dirigió a Ray―. Marina está más cerca de lo que creen.

―¿A qué te refieres?

―Deben prepararse para la batalla final.

―Ya estamos preparados para eso ―intervino Max―, desde que fuimos convertidos hemos sabido que este momento llegaría.

―Sí, lo que no saben es que tienen que encontrar a la hechicera.

―¿A la hechicera?

―Así es, la única que puede acabar con Marina de una vez.

―Eso no estaba en nuestros planes, jamás nos lo dijiste ―replicó Leo.

―Ahora se los estoy diciendo.

―¿Y dónde la encontraremos?

―Ella llegará a ustedes, el trabajo que les toca es descubrirla, está oculta bajo capas y capas de olvido, puede que ni siquiera tenga idea de que es bruja.

―Será buscar una aguja en un pajar ―protestó Ray.

―Tienen ayuda sobrehumana, no será tan difícil.

―Tendrá que ser pronto, queda una docena de años, podrías habernos avisado antes, habríamos salido a buscarla ―replicó Max.  

―Es cierto, pero ya les dije, no tienen que salir a buscarla, tienen que encontrarla.

―Si nos tenemos que quedar sentados a esperar, no será fácil encontrarla ―repuso Max

―Nadie dijo que sería fácil.

―Si nos hubieras avisado antes… ―insistió Leo.

―No habría servido de nada. Ahora es cuando aparecerá, hasta el momento ha estado oculta de la vista de ustedes.

―Está bien, haremos lo que nos digas, ayúdanos para descubrir que es ella cuando la veamos.

―En eso, lamentablemente, no los podré ayudar, deben descubrirlo por ustedes mismos.

―¿Y si no lo logramos?

―Lo harán, pierdan cuidado, tendrán la ayuda cuando se requiera.

Dio una breve mirada en mi dirección.

―Manuel nos ayudará ―dijo Nick, a quien no se le pasó por alto el gesto de mi amigo, pese a mantener la mente de Marcos cerrada a sus verdaderos pensamientos.

―Cada una de las personas que lleguen a ustedes serán importantes para la batalla, incluso un neófito como Manuel.

―Estaremos atentos ―aseguró Ray.

―Perfecto. Ahora me voy, tengo otros clanes que visitar.

―¿Sigues solo? ―consultó Max.

Marcos se quedó pensativo, no contestó de inmediato, el problema de cubrir su mente de la de Nick, era que yo tampoco podía ver sus pensamientos.

―Algo así.

―¿Qué significa eso? ¿Tienes un clan?

―No, eso no. Bueno, me voy. Nos vemos en unos años.

―Está bien.

Se despidió de todos y cada uno, cuando llegó mi turno, extendió su mano y la estrechó con fuerza.

―Hasta pronto, Manuel, espero verte pronto.

―Eso espero yo también ―respondí.

El grupo se hallaba absorto en sus pensamientos, se preguntaban quién sería esa hechicera a la que debían encontrar, por lo que la actitud de Marcos hacia mi persona no les llamó la atención, no a todos.  

―¿Tú sabes algo, Manuel? ―me preguntó Leo.

―¿Algo de qué?

―De la hechicera, Marcos te miró como si tú supieras algo.

―Yo creo que me miró sin saber si hablar delante de mí o no, ¿cómo puedo yo saber algo? Yo sé que esa mujer debe ser destruida, pero de ahí a saber cómo… Hay un abismo de diferencia.

―Es cierto, Leo, Manuel todavía no sabe nada de esta lucha que deberemos librar ―concilió Max.

―Yo estoy dispuesto a ayudarles en lo que esté en mi mano, ya se los dije, y si tengo que usar mis poderes para encontrar a la bruja que la destruirá, lo haré.

―Perfecto ―sentenció Ray―. Entonces, tendrás que abrir muy bien los ojos para saber quién es ella. Todos tendremos que estar alertas para encontrarla. Nos quedan apenas unos pocos años para encontrarla y prepararla, en especial si no recuerda que es bruja.

―Tendré todos mis sentidos abiertos ―prometí.

Dio una señal de aprobación con la cabeza.

Aquella noche salí a cazar, eso dije, ya que en realidad, fui a visitar a Marcos.

―¿Por qué no me dijiste que estabas con ellos? ―me increpó nada más aparecer ante él.

―No tuve tiempo.

―¿No tuviste tiempo? ¡Esto lo llevas planeando por años, Medonte!

―Es cierto, solo que no sabía el momento exacto en el que se iban a dar las cosas.

―Me sorprendió verte allí, ¿te das cuenta de que Nick puede leer la mente? Seguro ya sabe que tú y yo nos conocemos de hace mucho más tiempo que tus supuestos cincuenta años.

―No sabe nada. Cerré tu mente para él, solo dejé que viera lo que tenía que ver.

―Esto es demasiado importante, Medonte, no podemos darnos el lujo de perder.

―Lo sé, créeme cuando te digo que esto es tan difícil para mí como lo ha sido para ti, solo que yo no me puedo dar el lujo de dejar mi autocontrol, todo el tiempo debo estar alerta. Ellos no pueden confiar del todo en mí.

―¿Por qué? ¿Por qué no les dices que tú eres el padre de la hechicera que debe acabar con Marina? ¿Por qué no les dices que tú no tienes cincuenta años, si no que más de dos milenios?

―¿Y por qué tú no dijiste  que tu mujer es mi nieta, la hija de Ray? ―repliqué.

Se quedó en silencio.

―Yo siempre supe que eras importante en la vida de mi hija, en la mía propia, en esta batalla, pero estás con ella más de cuatro siglos, ¿no tuviste un momento para decírmelo?

―¿Te molesta?

Su rostro y sus pensamientos me indicaron que se sintió desleal conmigo.

―No, no me molesta, sé por qué lo hiciste, así como tú tienes que mantenerla a salvo, cosa que te agradezco, también yo tengo que hacer cosas que no me gustan porque es parte de este proceso. Yo tuve que perder a mi familia, a mi hija de modos espeluznantes para tener la motivación suficiente para querer acabar con Catalina. Así tiene que pasar con el clan de Ray, él debe tener el impulso necesario para terminar con todo esto. Mi hija… Mi hija todavía tendrá que sufrir un poco más, ¿crees que me gusta? ―Marcos negó con la cabeza―. No. No me gusta, pero así tienen que pasar las cosas. Tú tienes que ocultar a mi nieta, tienes que ocultar tu gran amor para mantenerla a salvo. Aunque eso no quita que me lo podrías haber dicho.

―¿Y Marina? Ella no desconfía de mí, ni siquiera sabe que existo, al estar solo, puedo moverme en libertad y con sigilo, de haberte dicho, ¿no lo hubiera descubierto?

―Tienes razón. Esa mujer podría haberse enterado. Es mejor así.

―¿Qué quieres que haga?

―Quiero que te apartes de todo esto. Ve a otra parte del mundo. Catalina no se moverá de aquí, no en estos últimos años. Está quedando sin energía.

―¿Por qué me tengo que ir?

―Porque no puedes arriesgarte ni arriesgar a Andrea.

―¿No quieres conocerla?

―Aún no es tiempo.

Movió la cabeza afirmativamente.

―¿Y por qué me reclamaste entonces? ―me interrogó con algo de diversión.

―Porque tú me estabas atacando a mí ―respondí de igual modo.

―¿Qué harás ahora?

―Debería golpearte.

―Yo no me quedaré esperando a que me golpees sin defenderme, lo sabes, viejito ―se burló sin respeto.

―¿Ah, sí? Perfecto, ven aquí, muchachito, veremos quién es más fuerte.

Se largó a reír y yo también, jamás lo atacaría y sé que él tampoco lo haría conmigo.

―Jamás serás competencia para mí, me da miedo lastimarte ―reculó al fin.

―Sí, claro, lo entiendo muy bien.

―Ya, dime, en serio, ¿qué harás?

―Seguiré el rumbo marcado ―respondí con disgusto.

―No quieres.

―Por supuesto que no quiero. Quisiera sacar a mi familia de toda esta mierda y que vivan de una vez en paz. Llevo milenios esperando este momento y todavía no es seguro que ganemos.

―Saldrá bien, no puede ser en vano tanta espera.

―Eso quiero creer.

―Eres poderoso, Medonte, no dejes que el desánimo te gane justo ahora.

―Es lo que no quiero.

―Faltan menos de veinte años. ¿Quince?

―Doce.

―¡Nada! Nada para quien ha vivido tanto.

―Para quien ya está cansado de vivir es una eternidad.

―No puedes dejarte vencer justo ahora, Medonte, eres mi referente, por ti he hecho todo, tú has sido mi padre, mi amigo, mi mentor…

―Y también el mío ―intervino Nikolai que llegó hasta donde me encontraba con Marcos.

El abrazo fraterno no se hizo esperar. Los tres llevábamos muchos siglos sin juntarnos.

―¿Qué haces aquí?

―Las noticias de que se está desencadenando todo para terminar con Catalina han dado vuelta el mundo y me dijeron que estaba decayendo tu ánimo.

―¿Viniste a ayudar? ―le consulté.

―No todavía, vengo a ver cómo están.

―Quien te haya dicho lo de Medonte es verdad, está a punto de darse por vencido ―contestó Marcos por mí.

―Medonte, has vivido por y para este momento, no puedes rendirte ahora.

―Lo sé, lo sé, por supuesto que no cejaré ahora, es solo que… A mi hija le falta tanto sufrimiento.

―Es lo último, después de eso, vivirá feliz, en paz y sin una sombra de peligro. ¿Acaso no has luchado toda la vida por ello, incluso cuando no la recordabas? ¿O te olvidas de que tu corazón te hizo ver en la hija de Livia a la hija que perdiste y la criaste como tuya?

―No lo olvido.

―Siempre has vivido por ella, ahora que su liberación está tan cerca no puedes darte por vencido, ahora, más que nunca, debes tener la fuerza para seguir adelante. Falta el último pequeño esfuerzo y tendrás a tu hija de vuelta. A tu verdadera hija.

Resoplé.

―Tienen razón. Vivir tanto tiempo con esa mujer y ahora con el clan de Ray, pendiente de cada pensamiento para no ser descubierto me ha pasado la cuenta y ha sido más pesado que todos los siglos que viví ignorante de quién era y de mi pasado.

―Por eso no se te abrió todo antes, ¿te imaginas dos milenios con todo eso dentro? No habrías sido capaz.

―Hubiese buscado la forma de terminar con mi existencia.

Nikolai se acercó y puso su mano sobre mi hombro.

―Estoy seguro de eso y agradezco que Mala’ikan no te haya hecho ver todo eso antes.

―¿Sabes algo que yo no?

―Solo sé que fue él quien me envió a darte ánimos. Marcos está demasiado involucrado con tu nieta, si tuviera que elegir entre tu hija y su mujer, no tiene ninguna duda sobre a quién elegiría.

―Es algo normal ―defendí.

―Sí, por lo mismo no es buen consejero en este momento, además, tú y yo hemos vivido muchos más años juntos, te conozco de toda mi vida, formamos los primeros clanes de vampiros, aprendimos juntos en este camino, estuviste cada vez que te necesité, ahora quiero estar para ti.

―Gracias, Nikolai.

Me dio un afectuoso abrazo que recargó mis energías y sentí que podía acabar con Marina y con quien se interpusiera en mi camino para destruirla.

   



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